Esta receta es la que viene en el cuaderno de mi madre y que a su vez procede de su abuela, que la misma abuela Magdalena inglesa del plum cake. Pero debo confesar que no es exactamente igual, porque al final le he metido la batidora para que los trocitos de naranja se queden a mi gusto y la he dejado un poco más líquida que la original. La hice tuneándola y simplificando un poco el proceso porque es complicado. Se trata de una receta del siglo XIX y ahora no tenemos tanto tiempo, ni pacienci,a para seguir el proceso al pie de la letra, aunque he grabado la forma antigua de hacerla, pero no la he editado.
Veréis que en el vídeo comienzo con naranjas, regaladas por mi cuñada, estupendísimas del Aljarafe sevillano, pero acabo con una extraordinarias mandarinas amargas de la Sierra de Cádiz. Ambas mermeladas son exquisitas, ideales para unas tostadas con mantequilla al desayuno o para ponerlas sobre un pan de brioche y encima un trozo de queso de cabra o un buen foie.
Siento debilidad por esta receta.
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