Alubias blancas con Confit de pato

Las alubias con pato confitado son deliciosas, sobre todo por lo suave de las judías y el sustancioso sabor que le da el pato. Mi hija mayor es muy aficionada a este plato, le encanta «la cuchara». La receta me la he inventado y dice ella que está más rica que la original, que descubrimos juntas el año pasado en un «bistrot» de la Rue de Beaux Arts, por el barrio de Saint Germain.
Mi hermana mayor, que es médica, y aprendió a hacer foie en Provenza, mantiene que la grasa de pato no es mala para el colesterol…aunque ella tiene el colesterol alto y le encanta el foie, de manera que no sé si podremos fiarnos porque parece algo partidaria.
El caso es que este potaje no lleva más grasa que la del pato, y debo confesar que está riquísima. Pudiera ser que no se deba comer demasiadas veces, pero cuando lo hacemos será sin cargo de conciencia, disfrutando de lo lindo.

¡¡¡El Raaannnchoooo!!!!!

Con estas palabras se llamaba en casa de mis padres a la mesa cuando habia cocido en blanco, a grito «pelao», la casa era enorme y no todo el mundo se enteraba a tiempo jugándose, literalmente, la comida en ello. Estos asuntos eran muy serios.
La receta era parecida a la del video, pero no igual, mis hermanas ya lo dirán. Y es que con veintipocos estuve destinada en Huelva y allí me enseñaron exactamente la receta que hago hoy.Por tanto que no es la de Madre, que seguro que a ella le habría parecido demasiado grasa, pero en la Sierra de Huelva hace frío y la grasa al caldo le viene de perlas.
Así pues se puede hacer modalidad urbana: desgrasando el caldo; se mete éste en la nevera, se espera a que se condense en la superficie como la nata de la leche y se le quita con una espumadera. Está extraordinario y muy suave, como ha hecho hace poco Margarida en su blog con las «Fréjoles». Más sano, para estómagos delicados y adaptado a la vida en ciudad.
Modalidad serreña, con «tos sus avíos» sin desgrasar tipo «Hart Attac«, para personas que hacen siempre, pero siempre, una vida muy activa, deportiva, en la naturaleza, a base de lechugas y patatas y un día al año se dan un atracón de colesterol.
O para las fieras currupias de mi casa que no sé cómo dios les bendijo con un colesterol de goma porque nunca se mueve de los balances idóneos, salvo el colesterol bueno, que de vez en cuando les sube. Esta especie biohumana ronda por las cocinas, en torno a las lorzas de tocino, vigilando que sean exactas las piezas que se han de usar…y ni una menos, husmeando para que el caldo no desgrase y ronroneando de gozo cuando al fin borbotea la sopa en el plato y la comen con la cuchara. Mis fierecillas son asi.

Berza gaditana

La berza en Cádiz no es una verdura, ni col, ni similar, es una mixtura de cocido y potaje de garbanzos, aunque se le pueden añadir también algunas alubias blancas. Es sabrosísima y riquísima en todas sus variantes: de habas y guisantes, que es la que se explica en el video, de espinacas, o de acelgas y apio.
Por si acaso, y porque soy algo caótica en mis producciones audiovisuales, consigno aquí todos los ingredientes:
Para cuatro personas:
Garbanzos en la cantidad que cada casa estime oportuno, medio kilo está bien para cuatro personas.
750 grm de jarrete de ternera
Un trozo de tocino fresco y otro más pequeño de tocino curado (poquito si hay restricciones de colesterol, pero si es tocino ibérico se puede uno relajar).
Chorizo y morcilla al gusto (2 + 1, por este orden, es mi recomendación)
medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen
sal
un pimiento
una cebolla
una cabeza de ajo
una ramita de hierbabuena
una patata


No estoy muy segura de si comer berza en verano es un sacrilegio o se gana indulgencia plenaria, se lo preguntaré a Rouco.