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Están buenísimas, pongo mucho cariño en este plato tan humilde.
Ingredientes:
Una berenjena
dos cebollas
cuatro o cinco tomates maduros o una lata de medio kilo de tomates naturales triturados.
un diente de ajo
una hoja de albahaca
un poco de harina de freir pescado
Un trozo de jamón ibérico, la parte más curada.
Para la bechamel
una cucharada sopera de mantequilla y dos de aceite.
100 grms harina fina de repostería
600 cltros de leche
sal y pimienta (o nuez moscada si gusta, que a mí no me gusta)
Queso Mozzarella y si se quiere unas lonjas de parmesano.
Las berenjenas desnudas de piel se cortan en rodajas, salándolas. Yo las enharino con esa harina de pescado que me parece que sólo la hay en el sur, y las frío en aceite de oliva, con abundante aceite; una vez doradas por ambos lados les escurro el aceite en un papel absorbente y las coloco cubriendo una fuente de horno.
Entonces corto el trozo de jamón en tiras que luego pico en cuadraditos. En casa siempre es conveniente tener en la nevera un trozo así; un revuelto saca de apuros una cena improvisada si tiene sus buenos trocitos de jamón. Hay muchas marcas en el mercado de buen jamón ibérico, de Salamanca, de la sierra de Huelva o del valle de los Pedroches. Un día escribo un post sobre jamones y trozos envasados que se ofrecen en los supermercados.
Los cuadraditos de jamón se ponen sobre las berenjenas fritas.
Mientras, he ido haciendo la salsa de tomate. Sofritas las cebollas y el ajo se ponen encima los tomates y se deja reducir la salsa. Se sala y se le agrega la hoja de albahaca (basilico) bien picada, aunque hay gente que prefiere echarle orégano. La salsa de tomate se puede dejar con todos los trozos o se tritura bien que quede como un puré espeso. En mi familia la prefieren de esta manera y yo, que soy complaciente, se la paso. El sabor de la albahaca debe ser muy suave porque si no tapa el aroma del jamón. Una vez volcado el tomate en la fuente de horno se distribuye bien para que lo cubra todo.
En una olla pequeña (o en la thermomix) se pone el aceite y la mantequilla al fondo calentándose y luego se añade la harina para que se tueste un poco pero que no se queme que la harina se arrebata muy pronto. Inmediatamente la leche, poco a poco, que se deshaga la harina, dando vueltas para que no forme grumos y hasta que esté en su punto, que debe ser pastosita pero líquida y hierva, poco. Se salpimenta y se deja caer como cubriente del plato de horno. Sobre la bechamel caliente la mozzarela para que se confundan ambas y gratine mejor. Quien no pueda privarse del parmesano que le raspe encima una abundante cascada, o la cubra con lonchas. Cinco minutos en horno al graten y están para comerlas si se acaban de terminar de hacer, si no, hay que dejarlas 20 minutos de horno y cinco gratinando.
Lo bueno de esta receta es que congela estupendamente y se puede hacer de más y congelarla para cuando haya una urgencia, porque se saca de la nevera directamente al horno, claro que tarda más (la señal es cuando hace bastantes pompas en los laterales)