Hasta 1910 las mujeres no podían acceder a la Universidad en España. Parece que ahora somos nosotras las que consumimos más libros, y empleo el verbo consumir a propósito, porque esto de la industria editorial es más de lo mismo.
En la foto de arriba hay tres generaciones de recetarios escritos por mujeres de mi familia, improvisados, a veces manchados, en la misma cocina donde se escribían.
Lo que sabían hacer no lo apuntaban, la cocina de batalla no está en ninguno de esos cuadernos, lo mejor de cada una de esas mujeres estaba en su cabeza y sus manos. Hoy les quiero rendir homenaje en esta humilde página digital porque no me olvido de ellas ni de lo que aprendí sin querer:
Improvisar con lo que hay
Los gestos inconscientes de tirar de las tripas al limpiar el pescado
La postura de los dedos cada vez que pico unos ajos
El conocimiento por el olor del punto de unas cebollas pochadas
El concentrado caldo gordo de un cocido
El increíble sentido que me hace ensalivar ante el pescado fresco y crudo
El placer de dar bien de comer y ver disfrutar a los que se sientan a mi mesa
El sentido del equilibrio en una dieta sana
La fruta
….Y tanto más que ni sé.
No se puede aprender tanto con un libro, aunque nunca sobran.
¡Feliz Sant Jordi¡
Bonito post y mejor foto.>>¡Feliz Sant Jordi!>>Saludos.
Gracias, Manuel, no sabes cómo me animas con tus palabras.
Me uno a tu homenaje.>Yo inicie mi blog de cocina hace unos meses en el momento que me dí cuenta que mi en cuaderno manuscrito favorito (de quien me enseñó) se me borraban (mor del tiempo y del uso) algunas palabras.