La primera vez que leí algo sobre minimalismo culinario fue a principios de los ochenta, a través de una obra de Vazquez Montalbán, La soledad del manager. Uno de los personajes, recientemente enriquecido, contrató a un chef francés para que le preparara platos mínimos pero exquisitos, con las calorías contadas. A partir de entonces comencé a ser consciente de que mientras más grande fuera el plato y más reducida la ración, mayor sería la cuenta en los restaurantes, menos es más.
Como los lunes es día de expiación de los muchos excesos del fin de semana, propongo un menú especial para «desengrasar»: Pollo al internet acompañado de alcauciles con manzana y jamón. Dejaremos la receta del pollo para otro día porque hoy se alargaría demasiado.
Ingredientes:
Seis
alcauciles. (
Mejor llamarlos alcauciles que es palabra que licua en la boca bajando por la garganta como un verde aceite balsámico con esencia de regaliz. Alcachofa me gusta menos porque se enreda en la glotis provocando la tos).
dos dientes de ajo
aceite de oliva
taquitos de jamón ibérico, a gusto
una manzana reineta (imposible si es de otro tipo)
Hay que pelar los alcauciles sin piedad, quitando las hojas duras y dejándolos en
el puro corazón, que partiremos en cuatro trozos. En una olla se calienta el aceite, se cortan y pican los ajos en trocitos pequeños para dorarlos un poco. Luego se refríen también los corazones y finalmente el jamón dándole un par de vueltas rápidas. Inmediatamente, para que el jamón no se fría demasiado, se le añade agua y un poco de sal. Se deja hervir hasta que estén blanditos y el agua haya reducido, aunque no demasiado. Es el momento de rayarle la manzana reineta que engordará la salsa dándole un ligero sabor dulce y ácido.
Algunas personas que no quieren desengrasar de ninguna manera le ponen dátiles, que le sienta muy bien tanto a los alcauciles como al pollo, pero entonces no sería menú de lunes, sino de viernes.