Me vuelven loca tanto los higos como el olor de las higueras. Recuerdo de niña despertarme temprano en septiembre para subir a las ramas de la higuera y buscar los higos maduros, comerlos a la temperatura del amanecer era una delicia. Son dulces como pocas frutas, tanto que teníamos que disputárselos a las avispas. Humildes, porque ves higueras salvajes en cualquier sitio, creciendo sin ayuda ni amparo de nadie.
La receta, de temporada de verdad, es muy sencilla y acompaña perfectamente una tostada con aceite y queso de cabra, que de por sí ya constituye casi una comida completa.
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mmmm que rico! Probaré a hacerlo seguro!!!! 🙂 Pásate por mi blog, soy nueva en esto! andreacocinillas.blogspot.com Yo ya me quedo por aqí para no perderme nada! Un besazo
Que buenaaaaaaaaa…. yo también estoy haciendo ahora mermelada de higos, la última que envasé la hice con coñac, y la próxima la aromatizaré con un vino dulce tipo marsala (o lo que tenga por casa)…
Me encanta. Yo también tengo la despensa llena de mermelada de higos de este año.
Que color más maravilloso te ha quedado en la mermelada…………me encanta el aspecto.
Besos.
Que color más maravilloso te ha quedado en la mermelada…………me encanta el aspecto.
Besos.
Pues la verdad, me quedo un poco decepcionado. La mermelada se ve bien apetecible pero yo esperaba verla acompañando la tostada con aceite y queso de la que nos habla en su entradilla.
Quiero suponer que a una de esas tostadas que se prepara el señor Ignacio, se le añade el queso y la mermelada, la taza humeante de café al lado, y se sienta uno en el porche leyendo el periódico en una apacible mañana de sábado.
Y el gato observando todo 🙂
yo también hice y que rica queda