Soy de la opinión que al buen marisco, como al buen pescado, mientras menos se le toque mejor. Pero no siempre puede uno disponer de marisco fresco, porque no se tenga a mano o porque no se tenga cartera. Por eso esta opción que traigo hoy es tan oportuna. Los gambones congelados son baratos y muy muy ricos, me han brindado la oportunidad de repetir una receta que probé hace unas semanas en Cascais, en el restaurante Visconde da Luz. Soy una fan incondicional de las gambas al ajillo, incluso cuando las gambas tienen el tamaño de unos caracoles, pero esta receta tiene un puntito muy rico añadido. Os animo a probarla.
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