Libros con comida, no de comidas.

Tengo la casa descolocada, pero con una hermosa pintura en todas sus paredes. Este fin de semana me lo pasaré recolocando todo, aunque anoche surgió una amigdalitis, que afortunadamente responde bien a los antibióticos.

Hace tiempo que no escribo sobre lecturas, no me refiero a los libros de cocina sino a lecturas que en algún momento hablan de comida, me encantan esos libros.

 

Vaya por delante que odio los libros de amor, me refiero a las novelas de amor románticas, porque envuelven de fantasía el imaginario femenino y nos vuelven fácilmente manipulables a través de las emociones. Son formas espúrias de relacionar romanticismo con sexo. Sin duda ante una disyuntiva prefiero leer sexo explícito que novelerías románticas, salvo Jane Austen, claro está, que es otra cosa.

 

El libro que quiero recomendar tiene amor, pero al estilo de las noveleas que me gustan. Por ejemplo «La tregua» de Mario Benedetti la que más me ha conmovido: sencilla, real, sincera, sin artificios, en definitiva cotidiana.

 

El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami también es así. Pero cambia la cultura, no es lo mismo Montevideo que Tokio, ni se vive, ni se trabaja, ni se siente de la misma manera, en cambio yo le encuentro semejanza a estas dos novelas.

 

Nuestra historia japonesa parte de una coincidencia; dos personas que se conocían hacía tiempo, pero dejaron de verse, se encuentran ante la barra de un bar:

 

«El maestro estaba sentado en la barra, tieso como un palo.

 

-Atún con soja fermentada, raíz de loto salteada y chalota salada- pedí, y me senté en la barra. Casi al unísono, el viejo estirado que estaba a mi lado dijo:

 

-Chalota salada, raíz de loto salteada y atún rojo con soja fermentada.

 

Al darme cuenta de que teníamos los mismos gustos, me volví y él también me miró. Mientras intentaba recordar dónde había visto aquella cara, empezó a hablarme.»

 

Qué afortunadas son las coincidencias entre dos personas. Tengo un amigo que es un artista de la seducción preparando coincidencias, un genio, un mago, capaz de deslumbrar a cualquiera, a todas.

 

Las coincidencias en gustos alrededor de la mesa unen mucho, mi padre me lo recordaba siempre porque temía que yo no me tomara en serio el rito de la comida en común, sobre todo en mi adolescencia. Creo que se quedó tranquilo a ese respecto, sobre todo en estos últimos años que estuvimos más unidos.

Rodajas de patata con cebolla caramelizada y tomates deshidratados al aceite de salvia

Demasiado largo el título, pero es una excelente compañía de carne o de pescado, es deliciosa y sus sabores complementan estupendamente. Para esta vez las pusimos con unos lomitos de buey, que nunca son mala compañía.
Tengo la casa patas arribas y esta receta la hice en la playa, no sé cuándo podré volver a cocinar en casa, porque la pintura va a llevarnos a la cocina, quiero intensificar su color, darle otro aire.
Y espero que la estrene una invitada especial, un encanto de persona, muy joven, una artista que se llama María. Estoy deseando grabarla.
Espero que os guste este vídeo. Mañnana subo la receta escrita para descargar. Hoy es tarde y estoy cansada.



Videoblog de recetas

Cocinando en la Sierra II, Castañas y fogones y Slow Food SevillaySur

«Emborrachamos un pavo haciéndole beber la copa de brandy. Esto se nota porque el moco se pone un poco morado y el pavo se tambalea» . (Página 109).
Así empieza la verdadera receta del pavo trufado que hemos hecho los García desde hace más de un siglo y queda recogido en el libro de mi prima/sobrina Belika Acién García.
He asistido esta noche a la presentación del libro en una acto sencillo y cercano, organizado por el convivium Slow Food SevillaySur y presentado por Pedro Cantero y Francisco González Turmo. Ha sido un placer estar un rato con estas personas tan interesantes que tienen un modo de vivir y de comer tan admirable, con las que me identifico por muchas razones.
Además me he sentido muy «García» entre los míos, porque esta consanguineidad, que a veces se convierte en tribu, tiene en común un entusiasmo y un amor enorme por la vida, y ése es el mejor legado genético que alguien puede heredar y dar en herencia a su familia.
Hice un reportaje en vídeo (no demasiado bueno, perdonad) y en él, brevemente, se habla del concepto Slow Food, de los libros que ha publicado mi prima, que tiene, además, un excelente blog: Entre Fogones.
Destacar la interesante conversación con Isabel González Turmo, antropóloga especializada en alimentación, de la que quiero recomendar un libro que podéis descargarlo en Google «Sevilla banquetes, tapas, cartas, y menús, 1863-1995: antropología de la alimentación«, prologado por mi muy admirado profesor Antonio Miguel Bernal.
Y en el recuerdo de Belika y mío el tiempo que pasamos en el Andévalo, en la finca que tenía mi abuelo (bisabuelo de ella) en Paymogo. Yo viví más en el pueblo que en el cortijo, incluso fuí allí un mes a la escuela y debo decir que es una de las etapas más felices de mi vida. En cierta ocasión ya escribí aquí un post sobre ese tiempo.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=fJXVWFqZhw8&w=560&h=315]Videoblog de recetas

Tarta de chocolate blanco y toffe (dulce de leche o leche condensada al baño maría)

Hace tiempo que veo en una de esas franquicias de café una tarta con un centro de toffe, creo que es de queso, pero a mí me apetecía de chocolate blanco, que veo que está muy de moda entre las bloggers francesas a las que me gusta visitar algunas veces. Me ha encantado hacerla, especialmente porque hoy regresa «camerawoman» de su viaje de fin de carrera y le vuelve loca el chocolate blanco. Ha sido un invento afortunado, aunque en realidad debo muchos agradecimientos, em primer lugar por la magnífica idea del agar-agar que descubrí un día en una tienda compré… y olvidé. Gracias a Cuatro especias recordé que las tenía y le pedí instrucciones, y luego mi amiga Pilar, de la cocina de la Lechuza, me revalidó la importancia de las algas en la cocina gourmande. Debo reconocer que en esto, como en tantas otras cosas, los gallegos son maestros.
En casa estaban impacientes por comerla esta tarde, casi no terminó de enfriarse el toffe de dentro, y una vez que empezaron no me contestaban cuando les preguntaba qué les parecía: silencio absoluto. Como soy muy insistente he preguntado al menos 5 veces hasta que Luz me contestó: «No podía responder, estoy en éxtasis». Me encanta eso, me hace feliz por completo.

Así que, a pesar de mi dieta, no tuve más remedio que probarla y realmente me sentí como la Santa Teresa de Bernini.

Como postre es un éxito completo, muy recomendable y nada difícil.

Descargar la receta

Alcachofas con dátiles y jamón


La Feria de Sevilla es un lugar divertido, pero te hace papilla el estómago.
Nada mejor que las verduras para restablecer el cuerpo, en todos los sentidos, y las alcachofas son mis preferidas. En casa siempre les hemos llamado alcauciles, ambas son palabras de origen árabe, pero no sé si existe una verdadera diferencia, es decir, no sé si las alcachofas son cosas diferentes a los alcauciles o si es sólo la manera que nosotros tenemos de nombrarlos, un bonito localismo. Alcauciles, parece que se esté hablando de una autoridad municipal en desuso, a lo mejor de un administrador especialmente honesto, cosa que ya no se lleva.
Le tengo especial amor a esta receta, que he tardado mucho tiempo en grabar…quizá porque cuesta trabajo desprenderse de las que más nos gustan. De pequeña me pasaba con los libros, aquellos que me habían impresionado los escondía de cualquier otra mirada. Dicen que las cocineras siempre ocultan sus mejores recetas y sus más logrados secretos de cocina. Me pregunto si en este medio, en los blogs de cocina ¿lo decimos todo realmente? Yo hoy sí.

Descargar receta