Tengo la casa descolocada, pero con una hermosa pintura en todas sus paredes. Este fin de semana me lo pasaré recolocando todo, aunque anoche surgió una amigdalitis, que afortunadamente responde bien a los antibióticos.
Tengo la casa descolocada, pero con una hermosa pintura en todas sus paredes. Este fin de semana me lo pasaré recolocando todo, aunque anoche surgió una amigdalitis, que afortunadamente responde bien a los antibióticos.
Videoblog de recetas
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Hace tiempo que veo en una de esas franquicias de café una tarta con un centro de toffe, creo que es de queso, pero a mí me apetecía de chocolate blanco, que veo que está muy de moda entre las bloggers francesas a las que me gusta visitar algunas veces. Me ha encantado hacerla, especialmente porque hoy regresa «camerawoman» de su viaje de fin de carrera y le vuelve loca el chocolate blanco. Ha sido un invento afortunado, aunque en realidad debo muchos agradecimientos, em primer lugar por la magnífica idea del agar-agar que descubrí un día en una tienda compré… y olvidé. Gracias a Cuatro especias recordé que las tenía y le pedí instrucciones, y luego mi amiga Pilar, de la cocina de la Lechuza, me revalidó la importancia de las algas en la cocina gourmande. Debo reconocer que en esto, como en tantas otras cosas, los gallegos son maestros.
En casa estaban impacientes por comerla esta tarde, casi no terminó de enfriarse el toffe de dentro, y una vez que empezaron no me contestaban cuando les preguntaba qué les parecía: silencio absoluto. Como soy muy insistente he preguntado al menos 5 veces hasta que Luz me contestó: «No podía responder, estoy en éxtasis». Me encanta eso, me hace feliz por completo.
Así que, a pesar de mi dieta, no tuve más remedio que probarla y realmente me sentí como la Santa Teresa de Bernini.
Como postre es un éxito completo, muy recomendable y nada difícil.
La Feria de Sevilla es un lugar divertido, pero te hace papilla el estómago.
Nada mejor que las verduras para restablecer el cuerpo, en todos los sentidos, y las alcachofas son mis preferidas. En casa siempre les hemos llamado alcauciles, ambas son palabras de origen árabe, pero no sé si existe una verdadera diferencia, es decir, no sé si las alcachofas son cosas diferentes a los alcauciles o si es sólo la manera que nosotros tenemos de nombrarlos, un bonito localismo. Alcauciles, parece que se esté hablando de una autoridad municipal en desuso, a lo mejor de un administrador especialmente honesto, cosa que ya no se lleva.
Le tengo especial amor a esta receta, que he tardado mucho tiempo en grabar…quizá porque cuesta trabajo desprenderse de las que más nos gustan. De pequeña me pasaba con los libros, aquellos que me habían impresionado los escondía de cualquier otra mirada. Dicen que las cocineras siempre ocultan sus mejores recetas y sus más logrados secretos de cocina. Me pregunto si en este medio, en los blogs de cocina ¿lo decimos todo realmente? Yo hoy sí.