La Receta de hoy me la ha dado una asidia al blog, Elisabeth, a la que desde aquí quiero agradecer sus buenas ideas. La receta original es más austera y sencilla, pero yo la he tuneado un poco adaptándola al gusto de la familia.
Se trata de hacer un postre sencillo con poco azúcar y sí fruta, mientras hacemos el plato principal, por ejemplo un arroz, como suele hacer ella, y como hice yo.
Por lo demás es una delicia.
Esta tarta es realmente buena, la receta ganó un premio en una ocasión, hace muchos años cuando la hice para un concurso.
El nombre es tal cual está en el recetario de mi madre, había más de una de manzanas pero la que todos preferíamos era la de Tere Ulloa. Era una amiga de mi madre a la que recuerdo guapísima, sofisticada, con unas manos cuidadísimas , dedos largos y delicados, uñas largas y pintadas de rosa palo, o beige, con esa media luna blanca que estuvo un tiempo de moda hace tanto, un poco curvas, sin llegar a las típicas garras, el pelo con mechas y cardado a la moda, y un estilo muy moderno de finales de los sesenta. A mí me impresionaba mucho, sentía verdadera admiración por ella. Y su hijo fue mi primer novio, a mis 5 años, aunque no estoy muy segura de que yo diera mi consentimiento porque, en casa, todo el mundo hacía bromas a mi costa y eso no me gustaba nada. ¿Qué habrá sido de ellos?
Pues lo dicho, merece muchísimo la pena probarla, pero eso sí, es conveniente dejar que se enfríe, que en casa de mis padres nunca daba tiempo.