Magdalenas o cupcakes con cobertura de toffe

Qué orgullosa nos sentimos con las proezas de los hijos, así me siento yo con este vídeo que me ha mandado mi niña desde Miami. Es una cocinillas buena, cuidadosa, metódica y con buen gusto porque le encanta comer. Ya en casa hacía sus pinitos con unos cuscuses vegetales requetebuenos y la pasta con calabacines era una gloria. Ahora guisa con periodicidad porque no es de las que se conforman con un sandwich de almuerzo, adora la cuchara y los guisotes.
A mí me encanta verla hacer, más bien se me cae la baba.

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Piñonate con miel

En Cuaresma la cocina se llenaba de olores dulces. Cuando era más chica, en Semana Santa, venían no sólo las visitas de los días de San José y Viernes de Dolores, las de las tardes de cofradías o madrugadas de bulla, sino también los invitados habituales que pasaban algunas temporaditas en casa de mis padres o de mis abuelos.
Por eso, la semana antes del Domingo de Ramos, venían Mª Ángeles, Adela y su cuñada con orzas, barreños y sartenes enormes. Todos buscábamos la ocasión para entrar en la cocina y ver el espectáculo que sólo los inciados podían disfrutar. En una sola tarde salían los pestiños, gañotes, torrijas y el piñonate, que tardaba lo que más y era mi favorito de entonces, de ahora. Todos los dulces de Cuaresma, sin azúcar, sólo con miel, que siempre era de la Sierra de Huelva. Se acababan muy rápido, a pesar de estar bajo llave.
Pronto es el día de Andalucía, me indetifico con las palabras de Rilke: «mi patria es mi infancia». En el recuerdo mi niñez, con estos dulces de origen árabe y judío que han sido el sedimento básico de una cultura fundamentalmente mestiza y plural.

Palmeritas de huevo

Hace un par de semanas tuve el placer de asistir a un curso de hojaldres organizado por «La cocina de Babette» y quedé encantadísima, con la agradable acogida de Bea y la extraordinaria capacidad de nuestra profesora Virginia (Dulcekemochi) que nos hizo una demostración impecable de la versatilidad de esta masa para todo tipo de recetas. Volví, gracias a la insistencia y unos tupper de Bea, con una carga riquísima, dulce y salada de hojaldres.

Como hace años que las palmeras de huevo son el desayuno favorito de «camerawoman», he saldado esta deuda que tenía pendiente con esta receta, y espero que sea la primera de una larga lista de platos.
Se me olvidaba decir que esta cobertura de huevo es típica de Andalucía Occidental, que yo sepa.
Para la cobertura hice mucha cantidad porque congelo para tener siempre que quiera, en la receta escrita puse menos proporciones. A estas palmeras le va perfectamente la cobertura de chocolate de un ganaché como la tarta de San Valentín.

Tarta fina de chocolate para San Valentín


Aunque yo no celebro San Valentín de niguna manera especial, veo que cada vez son más las personas que sí lo hacen, así que, querida Lulú, esta vez no hay historia personal o familiar asociada.
La tarta es un éxito siempre que se hace, está rebuena, dos veces buena, es fácil y muy vistosa.
En la receta original es redonda pero para esta fiesta conviene darle una forma diferente, un corazón, a mí se me ocurre que en otros momentos puedo darle forma de estrella o de media luna.
Los postres, y más si son al horno, despiertan la fantasía, yo creo que es por eso que me gustan tanto.

Y este otro vídeo es de la realización del ganache de chocolate

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Casita de galletas de Navidad

Hansel y Gretel es un cuento que describe el hambre que se pasó en Europa en la Edad Media y más tarde, era uno de mis cuentos preferidos. Puede que ya no represente para los niños lo que supuso para mi generación, uno de cuyos héroes se llamaba Carpanta, y siempre estaba soñando con comer. No fueron malos tiempos los de mi infancia pero no había abundancia de golosinas ni dulces, de ahí que una casa hecha de chocolate, merengue, galletas y chucherías fuera un sueño permanente.

Una casita, parecida a ésta, la ví hace muchísimos años junto al árbol de Navidad de unos parientes, cargada de caramelos hasta los topes, ya no era una niña pero, daba igual, me emocioné.

Pensé, este año, que me encantaría hacer una en la que todo pudiera ser comestible, y la masa de las galletas de coco (¡qué ricas!) me ha servido perfectamente para hacer real aquello en lo que había fantaseado mil veces. Quedó buenísima, en dos horas desapareció su estructura.
Estas vacaciones pueden ser un momento perfecto para hacer soñar a los niños, teniendo siempre cuidado con el caramelo para que no se quemen los deditos.

Descargar plantilla de la casita (el techo se calcula un rectángulo cuyos lados sean el lateral y el lado del frontal)