Curso de pan artesano

Como ya dije en la entrada anterior este fin de Semana estuve en Mijas, en el CIO, que es un hotel escuela estupendísimo.
Andrés, (el Amasadero) es alguien que me cae estupendamente desde nuestros primeros contactos por internet, lo encontré tan encanto que casi no podía creérmelo. Pero lo he conocido personalmente y no sólo me lo creo sino que es muchísimo mejor en persona que virtualmente. Tratar a alguien así es inusual y se agradece muchísimo, dan más ganas de vivir.
También Bea, de la Cocina de Babette ha sido un descubrimiento. Tiene tanto conocimiento sobre el pan que en un fin de semana intensivo, como éste, sólo da tiempo a que manifieste una pequeña parte. Además es una supermáquina que va rauda y veloz, moviéndose por todo el taller, acercándose a todos, explicando con paciencia y dedicación, interactuando, dándose y conociendo. Sabe perfectamente el trabajo que desarrolla cada uno de los alumnos y sabe estimular, dar ánimo, y conseguir lo mejor de nosotros. Una verdadera experiencia docente ver cómo dinamiza e interactúa. Ha sido un aprendizaje intenso y completo, útil desde muchas perspectivas. Los alumnos pendientes , en todo momento, de sus palabras y comentarios.
Y encima me tocó un grupito maravilloso, no es que los demás no lo fueran, pero me sentí estupendamente entre Ceci, Olimpia y Raquel. Un grupo unido, abierto, paciente, entregado, perfeccionista y encantador. Una suerte. He vuelto feliz y contentísima.
El vídeo son imágenes y música de cómo se desarrolló el curso, me hubiera gustado que llevara esta música pero no me deja Youtube. Las fotos, he puesto todas en las que sale gente, las podéis descargar en mi Facebook.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=FwQhM9xtVpg&w=420&h=315]Videoblog de recetas

Domestícame

«Por favor… domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame! «


Antoine de Saint-Exupéry

Cuando tenía ocho años me obligaron a leer en francés el Principito. Me sonaba raro casi todo, no es un cuento para niños, aunque los dibujos lo sean. Pero, extrañamente, el episodio del zorro siempre me conmovió. Ahora estoy convencida de que Saint-Exúpery tuvo que conocer una realidad parecida, en la que se inspiró, porque a Mavi le ha pasado exactamente eso.

Luis y Mª Victoria han tenido la cabeza y el corazón de retirarse de la vida urbana para vivir en Castaño del Robledo, una pequeña aldea, próxima a Galaroza, en la Sierra de Huelva. Para subir al Castaño del Robledo hay que seguir la ribera del Jabugo, limpia y jalonada de árboles de ribera, gruesos castaños, alcornoques centenarios, ceremoniosos robles, fresnos, nogales… y parece que el río va tan limpio que hay hasta nutrias. Ya digo que conozco ese terreno y es un paraíso.

Mavi me cuenta que por el jardín de su casa apareció un día un zorro, del que ya le habían hablado en el pueblo, que hacía incursiones para comer lo que pillaba. Flaco y con cara de criatura salvaje, como se ve en la foto. Y entre ellos se estableció el protocolo de «la domesticación» que no es otra cosa que la mismísima amistad ¿quién dice que no se puede ser amigo de los animales, aunque sean salvajes?
Me decía que al principio no se le acercaba, que le tenía mucho miedo y entonces ella le dejaba un trozo de lomo en manteca (receta que me tiene que dar en cuanto pueda) y se retiraba para dejarlo comer.
El juntarse y confiar fue sólo cuestión de tiempo y de cariño,¿ por parte de ambos? seguro que sí. Y ya se le acercaba a la mano, aunque luego se alejaba a devorarlo fuera de su alcance.


Decía mi madre que no hay nada más ingenioso que el afecto, el amor, cuando se necesita. Así Mavi lo fue conquistando, decidió que llevaría dos rodajas de su delicioso lomo en manteca (¡cosa más rica!), una en cada mano, y entonces su amigo el zorro no se alejaba, porque sabía que había más, comía de su mano y se quedaba junto a ella esperando la siguiente. Qué animal más listo.

Pero parece ser que los zorros saben que, incluso las personas que viven en un paraíso, como Castaño del Robledo, de vez en cuando tienen cosas que hacer en Sevilla, por eso tuvo a bien guardar la segunda rodaja, enterrada, en el jardín, para cuando llegaran tiempos de escasez. Una idea inteligente, pero sin duda un desastre para la extraordinaria labor de jardinería que hace Luis, pues los hoyos crecieron por doquier, destrozando parterres y macizos de flores.

Me han dado permiso para publicar esta historia y las increíbles fotos que dan testimonio de ella, y me cuenta que desde que volvieron no se ha dejado ver por allí, que lo añora. Esas son las cosas de la amistad, imagino que él también la habrá añorado a ella…y a su lomo en manteca.

Es de personas inteligentes perder el tiempo «domesticando» amigos, y si les das bien de comer (y de beber) mucho mejor.

Vista a la hacienda «El limonar»

Pues aquí esstá el vídeo prometido de la visita de Slow Food SevillaySur, sólo la primera parte que es la que corresponde a la visita a la finca «El limonar» propiedad de Paco Díaz Pineda, un apasionado de la naturaleza, un hombre interesado por todo, con una cultura agrícola y humana que en muy pocas ociasiones he podido disfrutar.
Paco se formó en Francia e Inglaterra, de ahí que sus primeros pasos se desarrrollaran en el campo de la hostelería, desde el que pasó a una gran empresa agraria como intérprete. El resto de tu siempo lo guarda celosamente para la tierra, para la experimentación y la puesta en marcha de sus proyectos.
Cultiva en «caballones» lombrices americanas que hacen humus natural.
La segunda parte del vídeo la pondré próximamente, es la visita a la finca «El Garrotal» de Tatiana García y Karin Resenberg, en donde, además de ver huertos de verdad ecológicos, pudimos degutar unos platos maravillosos.

Libros con comida, no de comidas.

Tengo la casa descolocada, pero con una hermosa pintura en todas sus paredes. Este fin de semana me lo pasaré recolocando todo, aunque anoche surgió una amigdalitis, que afortunadamente responde bien a los antibióticos.

Hace tiempo que no escribo sobre lecturas, no me refiero a los libros de cocina sino a lecturas que en algún momento hablan de comida, me encantan esos libros.

 

Vaya por delante que odio los libros de amor, me refiero a las novelas de amor románticas, porque envuelven de fantasía el imaginario femenino y nos vuelven fácilmente manipulables a través de las emociones. Son formas espúrias de relacionar romanticismo con sexo. Sin duda ante una disyuntiva prefiero leer sexo explícito que novelerías románticas, salvo Jane Austen, claro está, que es otra cosa.

 

El libro que quiero recomendar tiene amor, pero al estilo de las noveleas que me gustan. Por ejemplo «La tregua» de Mario Benedetti la que más me ha conmovido: sencilla, real, sincera, sin artificios, en definitiva cotidiana.

 

El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami también es así. Pero cambia la cultura, no es lo mismo Montevideo que Tokio, ni se vive, ni se trabaja, ni se siente de la misma manera, en cambio yo le encuentro semejanza a estas dos novelas.

 

Nuestra historia japonesa parte de una coincidencia; dos personas que se conocían hacía tiempo, pero dejaron de verse, se encuentran ante la barra de un bar:

 

«El maestro estaba sentado en la barra, tieso como un palo.

 

-Atún con soja fermentada, raíz de loto salteada y chalota salada- pedí, y me senté en la barra. Casi al unísono, el viejo estirado que estaba a mi lado dijo:

 

-Chalota salada, raíz de loto salteada y atún rojo con soja fermentada.

 

Al darme cuenta de que teníamos los mismos gustos, me volví y él también me miró. Mientras intentaba recordar dónde había visto aquella cara, empezó a hablarme.»

 

Qué afortunadas son las coincidencias entre dos personas. Tengo un amigo que es un artista de la seducción preparando coincidencias, un genio, un mago, capaz de deslumbrar a cualquiera, a todas.

 

Las coincidencias en gustos alrededor de la mesa unen mucho, mi padre me lo recordaba siempre porque temía que yo no me tomara en serio el rito de la comida en común, sobre todo en mi adolescencia. Creo que se quedó tranquilo a ese respecto, sobre todo en estos últimos años que estuvimos más unidos.

Cocinando en la Sierra II, Castañas y fogones y Slow Food SevillaySur

«Emborrachamos un pavo haciéndole beber la copa de brandy. Esto se nota porque el moco se pone un poco morado y el pavo se tambalea» . (Página 109).
Así empieza la verdadera receta del pavo trufado que hemos hecho los García desde hace más de un siglo y queda recogido en el libro de mi prima/sobrina Belika Acién García.
He asistido esta noche a la presentación del libro en una acto sencillo y cercano, organizado por el convivium Slow Food SevillaySur y presentado por Pedro Cantero y Francisco González Turmo. Ha sido un placer estar un rato con estas personas tan interesantes que tienen un modo de vivir y de comer tan admirable, con las que me identifico por muchas razones.
Además me he sentido muy «García» entre los míos, porque esta consanguineidad, que a veces se convierte en tribu, tiene en común un entusiasmo y un amor enorme por la vida, y ése es el mejor legado genético que alguien puede heredar y dar en herencia a su familia.
Hice un reportaje en vídeo (no demasiado bueno, perdonad) y en él, brevemente, se habla del concepto Slow Food, de los libros que ha publicado mi prima, que tiene, además, un excelente blog: Entre Fogones.
Destacar la interesante conversación con Isabel González Turmo, antropóloga especializada en alimentación, de la que quiero recomendar un libro que podéis descargarlo en Google «Sevilla banquetes, tapas, cartas, y menús, 1863-1995: antropología de la alimentación«, prologado por mi muy admirado profesor Antonio Miguel Bernal.
Y en el recuerdo de Belika y mío el tiempo que pasamos en el Andévalo, en la finca que tenía mi abuelo (bisabuelo de ella) en Paymogo. Yo viví más en el pueblo que en el cortijo, incluso fuí allí un mes a la escuela y debo decir que es una de las etapas más felices de mi vida. En cierta ocasión ya escribí aquí un post sobre ese tiempo.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=fJXVWFqZhw8&w=560&h=315]Videoblog de recetas