Un gran horno de Fagor
Este es el modelo el 6H88A-tcx.
Pero lo que más me gusta es que puede cocinar a bajas temperaturas, por lo que mis panes podrían levar a 24ºC exactos, no como ahora que lo hago a ojo de buen cubero. Mientras más controlada es la temperatura de levado mejor salen las masas, sean brioches, croisanes, ensaimadas, baguettes, pan de pueblo…Y además el cristal del horno lo aísla completamente del exterior, de forma que no le influye la temperatura externa.
Puedo imaginarme cómo quedarían mis donuts con un horno así.
Habas con choco (sepia) y ajetes
Esta receta va dedicada a Reyno Gourmet (Marta Borruel) y a los extraordinarios vinos navarros, por la deferencia que tuvieron al mandarme una excelente muestra de ellos.
Hemos hecho ya tres años en este blog, no recuerdo exactamente el día, pero fue a principios de abril del 2007 que abrimos esta ventana a mi cocina. Y hemos cambiado una barbaridad desde entonces. Quiero dar las gracias a todos los que me visitáis, a los que me comentan y a los que no. En este tiempo he aprendido un montón, y me queda mucho más por aprender.
Mis hijas me piden que siga poniendo muchas, muchas, recetas porque, más pronto que tarde, van a levantar el vuelo y necesitan esta referencia, tanto escrita como en vídeo, de las comidas que se hacen en su casa, de los sabores con los que se han criado, han crecido y se han hecho mujeres. Por eso seguiré aquí, con todos los que quieran estar.
Patatas bravas
Estos días de Semana Santa me han servido para desconectar haciendo lo que más me gusta, a saber: Dormir, pasear, leer, necesarias compras, salir fuera a comer, y algunas otras más que no vienen a cuento. Me siento renovada, aunque un poco antigua.
Bolitas de patatas y bacalao
Las bolitas de patatas con bacalao son muy frecuentes como aperitivo, al menos por aquí, y creo que las he visto hechas en otros blogs. A mí me parecen realmente buenas y muy propias de estos tiempos cuaresmales. Pero en mi ciudad creo que durante la Semana Santa, precisamente, se permite la transgresión de esta norma religiosa/alimenticia. El argumento es que las cofradías son de por sí una estación de penitencia y que la gente que va a verlas también tiene que sufrir una barbaridad (doy fe, por eso me voy a la playa). Yo me inclino a pensar que las autoridades religiosas saben que los ciudadanos, masiva y públicamente, se van a saltar el ayuno y la abstinencia «del tirón», como suele decirse en Sevilla.