Me pide Ana que haga la receta de pestiños y que la cuelgue en cuanto que pueda y me he puesto manos a la obra, por eso esta semana el blog tiene dos recetas en vez de una.
Es un clásico, aquí en el sur, hacer pestiños por Semana Santa, dulces típicos, como las torrijas o el piñonate. No había en el recetario familiar nada relacionado con los pestiños, quizá porque nunca lo escribieran, aunque yo recuerdo haber hecho algunos pequeñitos, como éstos, de bocado.
Son dulces populares, humildes, de una repostería poco reivindicada, yo creo que por el complejo que, a veces, tenemos en Andalucía en relación a algunas cosas.
Sin embargo son exquisitos, por mucho que se use la expresión «eso es un pestiño» cuando algo nos carga.
Es hora de decir: Estos son pestiños y están maravillosos.
La receta es conventual, legado de monjas franciscanas de Sevilla, sencilla y clara donde las haya.
Se pueden hacer más grandes que estos míos, pero así, del tamaño de una croqueta son ideales…aunque den más trabajo.
Tarta crumble de fresas y chocolate blanco
Me encanta esta receta.
La primera parte me la inspiró una amiga, la semana pasada, que me descubrió la masa quebrada de Lidl con unas empanadas buenísimas preparadas para eld escanso del partido Betis Celta al que nos invitaron (¡¡¡¡gracias!!!!). Yo he querido probarla con una receta dulce, por cierto que no es muy dulce porque esta masa quebrada sólo lleva algo de sal.
la segunda parte estuvo a cargo de mi hija mayor, que me comentó hace poco que en un restaurante de Miami Beach habían tomado la mejor tarta de chocolate blanco y fresas del mundo, y eso disparó mi imaginación.
La tercera parte es una tarta de hojaldre y crumble que nos enseñó Virginia, de dulce uke mochi, que me enseñó lo bueno que puede estar un crumble con copos de avena.
El resultado no sólo es vistoso sino que está exquisito, por lo menos para mi gusto, que en esto del dulce todos tenemos sabores odiados y queridos.
Alubias blancas con Coliflores o Monxetes del ganxet de Narcís
Estos monxetes del ganxet, que son unas alubias blancas fininísimas y de un sabor delicioso como hace mucho que no había comido, nos los trajo nuestro amigo Narcís, de «Toma pan y moja«, en la visita que nos hizo a casa. !Qué magnífico regalo es que te abran el paladar a las delicias locales conocidas¡
Guisarlos es muy fácil, yo he complicado un poco la receta dándole un toque local, porque solas con las coliflores son deliciosas y hacen un potaje buenísimo de vigilia, estupenda comida de cuaresma. Pero en casa les gusta ese saborcillo de la carne y el tocinillo ibérico. No lleva nada más, ni tomate, ni ajo, ni cebolla ni pimiento, como suele hacerse por aquí el potaje de alubias.
Ya digo que en casa querían sacarme a hombros por el maravilloso resultado de la receta de Narcís, que sabe investigar en recetas que van a los orígenes de nuestro alimentación, de las costumbres y tradiciones más antiguas, haciendo caso a una dieta equilibrada.
Me quedé pensando que hay tanta riqueza de sabores, tanto por descubrir, tan poco como sé y sintiendo que no tendré tiempo para aprender tanto como deseo.
¡Ah! sí lo que se ve de fondo es mi maravilloso pan hecho con masa madre de San Francisco, que ya subiré al blog.
Bollos de frutas
Tenía, desde hace tiempo, la deuda pendiente de hacer unos bollos con frutas escarchadas, porque me habían sobrado bastante de los Roscos de Reyes. La iniciativa cuajó cuando ví estos apetitosos bollos de cardamomo en el blog de Ibán Yarza. Quedaron magníficos, con el sabor tradicional y la barriguita rellena de pasas de corinto, naranja confitada, cerezas, peras…En fin una delicia que no he podido disfrutar tanto como quería porque parece que se me está despertando una pequeña intolerancia a la lactosa que andaba dormida por ahí.
Yo suelo congelar la bollería para cuando tengo oportunidad. Debo decir que no es bueno dejar pasar más de dos meses desde su congelación porque va integrando ese saborcillo a nevera que desvirtúa su sabor incial.
Y aquí experimenté con esta levadura seca de panadero francesa que le compré a Andrés, de El Amasadero, y que le da un sabor buenísimo. No son difíciles, aunque es necesario tener paciencia, como casi con todo.
Mini Babybel
Cuando mis hijas eran pequeñas compraba los Mini Babybel rojos, como pequeños quesos de bola, que desaparecían de la nevera ese mismo día, a veces tuve que esconderlos.
Mis hijas, además, jugaban con el envoltorio, haciéndolos pasar por pendientes o por labios como «vedettes» supersiliconados. Éste fue su primer queso, el de iniciación y a partir de él desarrollaron el aprecio por todos los infinitos quesos que en el mundo son. Ahora los Mini Babybel pueden ser Chedar o también Emmental y, rizando el rizo, un queso cremoso pero bajo en grasas. Pronto voy a hacer una preciosa receta con el Emmental.
Me piden que colabore con la campaña de difusión de una inciativa para entretener a los niños en algunos Centros Comerciales, un pequeño teatro y la organización de juegos para los más pequeños. En la página de Mini Babybel podéis encontrar información sobre las actividades. Dejo enlazado un vídeo de cómo se hizo el teatrillo en uno de estos centros.
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MiniBabybel en los Centros Comerciales
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