Domestícame

«Por favor… domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame! «


Antoine de Saint-Exupéry

Cuando tenía ocho años me obligaron a leer en francés el Principito. Me sonaba raro casi todo, no es un cuento para niños, aunque los dibujos lo sean. Pero, extrañamente, el episodio del zorro siempre me conmovió. Ahora estoy convencida de que Saint-Exúpery tuvo que conocer una realidad parecida, en la que se inspiró, porque a Mavi le ha pasado exactamente eso.

Luis y Mª Victoria han tenido la cabeza y el corazón de retirarse de la vida urbana para vivir en Castaño del Robledo, una pequeña aldea, próxima a Galaroza, en la Sierra de Huelva. Para subir al Castaño del Robledo hay que seguir la ribera del Jabugo, limpia y jalonada de árboles de ribera, gruesos castaños, alcornoques centenarios, ceremoniosos robles, fresnos, nogales… y parece que el río va tan limpio que hay hasta nutrias. Ya digo que conozco ese terreno y es un paraíso.

Mavi me cuenta que por el jardín de su casa apareció un día un zorro, del que ya le habían hablado en el pueblo, que hacía incursiones para comer lo que pillaba. Flaco y con cara de criatura salvaje, como se ve en la foto. Y entre ellos se estableció el protocolo de «la domesticación» que no es otra cosa que la mismísima amistad ¿quién dice que no se puede ser amigo de los animales, aunque sean salvajes?
Me decía que al principio no se le acercaba, que le tenía mucho miedo y entonces ella le dejaba un trozo de lomo en manteca (receta que me tiene que dar en cuanto pueda) y se retiraba para dejarlo comer.
El juntarse y confiar fue sólo cuestión de tiempo y de cariño,¿ por parte de ambos? seguro que sí. Y ya se le acercaba a la mano, aunque luego se alejaba a devorarlo fuera de su alcance.


Decía mi madre que no hay nada más ingenioso que el afecto, el amor, cuando se necesita. Así Mavi lo fue conquistando, decidió que llevaría dos rodajas de su delicioso lomo en manteca (¡cosa más rica!), una en cada mano, y entonces su amigo el zorro no se alejaba, porque sabía que había más, comía de su mano y se quedaba junto a ella esperando la siguiente. Qué animal más listo.

Pero parece ser que los zorros saben que, incluso las personas que viven en un paraíso, como Castaño del Robledo, de vez en cuando tienen cosas que hacer en Sevilla, por eso tuvo a bien guardar la segunda rodaja, enterrada, en el jardín, para cuando llegaran tiempos de escasez. Una idea inteligente, pero sin duda un desastre para la extraordinaria labor de jardinería que hace Luis, pues los hoyos crecieron por doquier, destrozando parterres y macizos de flores.

Me han dado permiso para publicar esta historia y las increíbles fotos que dan testimonio de ella, y me cuenta que desde que volvieron no se ha dejado ver por allí, que lo añora. Esas son las cosas de la amistad, imagino que él también la habrá añorado a ella…y a su lomo en manteca.

Es de personas inteligentes perder el tiempo «domesticando» amigos, y si les das bien de comer (y de beber) mucho mejor.

Tarta sablé de chocolate y avellanas con merengue de chocolate

Quizá sea chocolate en estado puro (le metí avellanas al sablé), y no demasiada azúcar. Es una versión de una receta de Sesé San Martín, porque el otro día tuve la suerte de asistir a uno de sus cursos organizados por una amiga. Es una mujer muy guapa, una cocinera «delgada», con un aspecto superjuvenil, simpática, excelente comunicadora, sencilla y humilde, porque me consta y eso se nota, que sabe una barbaridad, y que derrochaba ideas en cada una de las recetas que hizo, con imaginación, sabiduría y generosidad. Da gusto verla hacer, reirte con ella.
Éstas, mis dos tartas, están elaboradas aprisa y corriendo porque tenía que entregarlas a las 6 del viernes. En la cocina nunca se debe tener prisas, pero esa es una situación poco frecuente la mayor parte de las veces. Así que la crema pastelera me quedó algo gruesa, pero he corregido las medidas tanto en el vídeo como en la receta escrita.


Espero que os guste.

Vista a la hacienda «El limonar»

Pues aquí esstá el vídeo prometido de la visita de Slow Food SevillaySur, sólo la primera parte que es la que corresponde a la visita a la finca «El limonar» propiedad de Paco Díaz Pineda, un apasionado de la naturaleza, un hombre interesado por todo, con una cultura agrícola y humana que en muy pocas ociasiones he podido disfrutar.
Paco se formó en Francia e Inglaterra, de ahí que sus primeros pasos se desarrrollaran en el campo de la hostelería, desde el que pasó a una gran empresa agraria como intérprete. El resto de tu siempo lo guarda celosamente para la tierra, para la experimentación y la puesta en marcha de sus proyectos.
Cultiva en «caballones» lombrices americanas que hacen humus natural.
La segunda parte del vídeo la pondré próximamente, es la visita a la finca «El Garrotal» de Tatiana García y Karin Resenberg, en donde, además de ver huertos de verdad ecológicos, pudimos degutar unos platos maravillosos.

Milhojas de foie y manzanas con gelatina de Sauterne

Por ahí tengo un milhojas de patatas y foie que hice hace mucho, pero tenía ganas de probarlo con manzanas y un Sauterne que me hiciera la gelatina. Ha quedado muy rico, suave, dulce y al mismo tiempo con el punto del foie. Muy bonito, además.
Este sábado he ido a hacer una visita con el «Convivium Slow Food SevillaySur» a un par de sitios y tengo que montar los vídeos que hice. Me lo pasé genial, conecté con todos, porque compartimos los mismos intereses, los mismos gustos, y resulta admirable conocer a personas que ponen tanta pasión enlas cosas bien hechas. esta semana, si tengo una ratito, los iré colgando.

Descargar Receta escrita

Gambones marinados y salteados con soja y sésamo.

Seguimos empantanados en la cocina, a pesar de que hoy estoy haciendo un cocido, pero no está fotografiable. Y ha llegado ese momento, ése que siempre llega cuando cambiamos las cosas, en el que el arrepentiemiento entra sin propósito de enmienda. ¿Estará bien el nuevo color que he elegido? ¿No me sentiré agobiada? ¿Quedará cutre? ¡¡¡¡ahhh, qué pesada soy!!!!
La receta de hoy la grabé hace tiempo y la perdí, sin embargo están muy ricos estos gambones salteados de esta forma, o por lo menos a mí me gusta esta mezcla medio oriental. Es sabroso y ligero, como cena o aperitivo.
Tengo en marcha la operación «bikini para focas», pero segurié haciendo algunas cosas más «consistentes», porque todos tenemos derecho a disfrutar de vez en cuando.


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