Bizcocho tonto o mi personal magdalena proustiana

Es frecuente que la lectura de un escritor nos lleve a otros que se citan en el libro que leemos. En mi caso se trata de una espeice de matriuska infinita de la que no paran de salir muñecas que a su vez tienen otras en su vientre.
Digo esto porque fue Bryce Echenique, al que recordaba recientemente Vargas Llosa entrevistado en Nostromo, en su cuento «magdalena peruana» el que me hizo desear leer a Proust (no hay motivo de alarma, aún no he terminado «A la búsqueda del tiempo perdido«).
¿Y a qué viene toda esta historia? porque este bizcocho, su olor y su sabor remojado en una taza de té negro con bergamota y un poco de leche, es mi personal magdalena proustiana que me hace regresar a la infancia, a la cocina de la casa de mis padres, al rito imprescindible de las meriendas en la galería de mi abuela.
He perdido los ritos. La prisa, la necesidad de aprovechar el tiempo elimina, estúpidamente, elementos necesarios para la vida. Desaparecen los tiempos de pequeños actos felices, como el silencio y el calor de servirme un té, dejar que su olor se despliegue en el entorno, esperar sin hacer nada, a que se enfríe lo suficiente para beberlo. Y acompañarlo de algo rico para «empapar». Eso es vivir.

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Galletas de coco al estilo de las Chiquilín

En casa no gusta nada el coco, y yo recordaba que las galletas Chiquilín están hechas con coco y todos las adoran. Había que romper el prejuicio y por eso intenté darles un sabor próximo. Nos encantaron, han desaparecido en media tarde. Riquísimas, la verdad.
Mi hija me sugiere que las rellene de chocolate, pero tal cual son espectaculares.

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Tocino de cielo

La receta de hoy procede del convento de las clarisas de Sevilla. Los vinos de Jerez se «clarificaban» (limpieza) con claras de huevo y los bodegueros solían regalar las yemas a los conventos de monjas, de ahí la gran cantidad de dulces que se hacen con ese ingrediente.
Yo recuerdo hacer tocino de soltera, cuando estaba en casa con todos mis hermanos que lo comían con gran placer. Más tarde dejé de hacerlo porque tenía otras prioridades. Sin embargo es uno de mis favoritos, que esta vez no he podido más que probar por cuestión de dieta.
Mi hermano ya está en La Coruña, han tenido una navegación cómoda y agradable. Mañana acometen la «Costa da morte».
Hubo una primera versión del tocino de cielo, cuyos vídeos se han borrado por culpa de este portátil, que es una patata. Quedaron unas fotos magníficas que hizo Rosana (Holly aprendiendo a cocinar) y que no he podido incluir en la edición de este vídeo porque se me ha borrado unas cuantas veces y aún no sé por qué. Editar vídeos es una actividad que, a veces, puede llevarte a cometer crímenes.
Espero que os guste.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=-JV6PdPUeuQ&w=420&h=315]Descargar receta escrita

Yogur casero con leche del día, para cenar de dieta

Tengo que decir por adelantado que a mí esto me encanta hacerlo y me sirve un montón para depurarme, es decir, perder líquidos y mejorar las funciones intestinales. Por sí sólo no sirve para adelgazar si no dejas de picotear, tomar helados, beber cerveza como un alemán (¡ les ganamos! aunque son unos caballeros, con excelente buen perder, bien por ellos¡¡¡). Pero si hago una dieta medio normal cada día, es decir, sin sacrificios grandes, y por la noche ceno esto, como única cena, pierdo peso…y bastante, dicho sea de paso.
También es verdad que un poco de ejercicio físico es excelente para ayudar.
Pero esta receta de yogur casero, de leche buena y natural, aunque no cruda, que es como a mí me gustaría, es muy fácil. Y el yogur sabe como no saben los yogures de los supermercados. Hay algo especial en comer lo que hemos hecho en casa, sabe mejor, sabe a tradicional, artesano, contiene esos sabores antiguos por los que yo soy capaz de recorrer kilómetros. Una vez, aunque sea una vez debéis probarlo y ya me contáreis.
En España todavía hay lugares con unas excelentes leches de vaca del día, de esas que me levantan ampollas en el alma de envidia pura, con las que estos yogures deben ser la mitad del cielo. Por favor hacedlo por mí, probad con esas magníficas leches frescas de los pastos asturianos, cántabros, gallegos, vascos, aragoneses, navarros, catalanes, sorianos…creo que no puedo nombrarlos todos pero cada cual sabe dónde están esas mejores leches del lugar.
Quizá entre todos podamos volver a tomar un producto fresco y como mandan los cánones de una buena alimentación.

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Tarta sablé de chocolate y avellanas con merengue de chocolate

Quizá sea chocolate en estado puro (le metí avellanas al sablé), y no demasiada azúcar. Es una versión de una receta de Sesé San Martín, porque el otro día tuve la suerte de asistir a uno de sus cursos organizados por una amiga. Es una mujer muy guapa, una cocinera «delgada», con un aspecto superjuvenil, simpática, excelente comunicadora, sencilla y humilde, porque me consta y eso se nota, que sabe una barbaridad, y que derrochaba ideas en cada una de las recetas que hizo, con imaginación, sabiduría y generosidad. Da gusto verla hacer, reirte con ella.
Éstas, mis dos tartas, están elaboradas aprisa y corriendo porque tenía que entregarlas a las 6 del viernes. En la cocina nunca se debe tener prisas, pero esa es una situación poco frecuente la mayor parte de las veces. Así que la crema pastelera me quedó algo gruesa, pero he corregido las medidas tanto en el vídeo como en la receta escrita.


Espero que os guste.